Otro
camino para acceder al campo de la potencialidad pura es por medio de la práctica de la abstinencia de juicios de
valor. El juicio de valor es la evaluación constante de las cosas como
correctas o incorrectas, como buenas o malas. Cuando estamos constantemente
evaluando, clasificando, etiquetando, analizando, generamos muchas turbulencias
en nuestro diálogo interno. Estas turbulencias restringen el flujo de la
energía entre nosotros y el campo de la potencialidad pura. Estamos comprimiendo,
literalmente, el “hueco” entre los pensamientos.
Ese
hueco es nuestra conexión con el campo de la potencialidad pura. Es ese estado
de conocimiento puro, ese espacio silencioso entre un pensamiento y otro, esa
quietud interior que nos conecta con el poder verdadero. Y cuando comprimimos
el hueco, comprimimos nuestra conexión con el campo de la potencialidad pura y
de la creatividad infinita.
En
Un curso de milagros aparece una oración
que dice: “Hoy no juzgaré nada de lo que suceda”. La abstinencia de juicios de
valor crea el silencio en nuestra mente. Por lo tanto, es una buena idea que
usted empiece el día con esa afirmación. Y, a lo largo del día, recuérdese a sí
mismo dicha afirmación cada vez que se
encuentre haciendo juicios de valor. Si le parece demasiado difícil practicar
este ejercicio durante todo el día,
dígase simplemente a sí mismo: “No voy a juzgar nada en las dos horas siguientes”
o “Voy a vivir la abstinencia de juicios de valor durante una hora”. Después puede
ir ampliando gradualmente los plazos.
A
través del silencio, de la meditación y de la abstinencia de los juicios de
valor, usted accederá a la primera Ley, la Ley de la potencialidad pura. Cuando
haya empezado a practicarlo, podrá añadir a esta práctica un cuarto componente,
que no es otra cosa que dedicar con regularidad tiempo a estar
en comunión directa con la naturaleza. Los ratos en la naturaleza le
permiten percibir la interacción armoniosa de todos los elementos y de todas
las fuerzas de la vida. Ya se trate de un río, de un bosque, de una montaña, de
un lago o de la orilla del mar, esa conexión con la inteligencia de la
naturaleza le ayudará también a acceder al campo de la potencialidad pura.
Debe
aprender a entrar en contacto con la esencia más íntima de su ser. Esta esencia
verdadera está más allá del ego. No teme; es libre; es inmune a las críticas;
no teme ningún desafío. No está por debajo de nadie ni es superior a nadie, y
está llena de magia, de misterio y de encanto.
El
acceso a su esencia verdadera también le aportará claridad para percibir el
espejo de las relaciones personales, pues toda relación personal es un reflejo
de las relaciones de usted consigo mismo. Por ejemplo, si usted tiene
sentimientos de culpabilidad, de miedo y de inseguridad respecto del
dinero, de su éxito personal o de
cualquier otra cosa, esos sentimientos son reflejos de la culpabilidad, del
miedo y de la inseguridad como aspectos básicos de su personalidad. Ninguna cantidad
de dinero ni de éxito bastarán para resolver esos problemas básicos de la
existencia; sólo la intimidad con el Yo producirá la curación verdadera. Y cuando usted esté asentado en el
conocimiento de su Yo verdadero –cuando comprenda bien su naturaleza verdadera-
jamás se sentirá culpable, asustado o inseguro por el dinero, ni por la riqueza,
ni por la realización de sus deseos, pues se dará cuenta de que la esencia de
toda la riqueza material es la energía de la vida, es potencialidad pura. Y la
potencialidad pura es su naturaleza intrínseca.
Cuando
vaya cobrando cada vez más acceso a su naturaleza verdadera, también recibirá espontáneamente
pensamientos creativos, pues el campo de la potencialidad pura también es el campo de la creatividad infinita
y del conocimiento puro. El filósofo y poeta checo Franz Kafka dijo en cierta
ocasión: “No hace falta que salgas de tu habitación. Quédate sentado ante tu
mesa y escucha. Ni siquiera hace falta que escuches: simplemente, espera. Ni siquiera
hace falta que esperes: simplemente, aprende a quedarte callado, quieto y a
solas. El mundo se te ofrecerá libremente para que le quites la máscara. No
tiene otra opción; caerá a tus pies en éxtasis”.
La
abundancia del universo –la generosa riqueza y opulencia del universo- es una
expresión de la mente creativa de la naturaleza. Cuanto más sintonizados
estamos con la mente de la naturaleza, más acceso tenemos a su creatividad
infinita y sin límites. Pero primero tenemos que llegar más allá de las turbulencias
de nuestro diálogo interno, para conectar con aquella mente creativa abundante,
opulenta e infinita. Y entonces, creamos la posibilidad de una actividad
dinámica mientras portamos al mismo tiempo la quietud de la mente creativa
eterna y sin límites. Esta combinación exquisita de una mente infinita
silenciosa y sin límites con una mente individual, dinámica y con límites, es
el equilibrio perfecto de quietud y de movimiento simultáneos que puede crear
todo lo que deseemos. Esta coexistencia de opuestos –quietud y dinamismo a un
mismo tiempo- nos independiza de las situaciones, de las circunstancias, de las
personas y de las cosas.
Cuando
usted reconoce en silencio esta coexistencia exquisita de opuestos, se alinea a
sí mismo con el mundo de la energía, con la sopa cuántica, con la “no-sustancia”
no material que es la fuente del mundo material. Este mundo de la energía es fluido,
dinámico, elástico, cambiante y está eternamente en movimiento. Pero, al mismo
tiempo, es no cambiante, quieto, callado, eterno y silencioso.
La
quietud, por sí misma, es la potencialidad para la creatividad; el movimiento,
por sí mismo, es la creatividad restringida a un aspecto determinado de su
expresión. Pero la combinación de movimiento y quietud le permite a usted
liberar su creatividad en todos los
sentidos: hacían donde lo lleve el poder de su atención.
Vaya
donde vaya, sumido en el movimiento y en la actividad, lleve consigo su
quietud. Por tanto, el movimiento caótico que lo rodea no eclipsará nunca su
acceso a la reserva de creatividad, que es el campo de la potencialidad pura.
Deepak
Chopra. Las siete leyes espirituales del
éxito.